ASOCIACIÓN CULTURAL "ESTUDIO Y DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO LINGÜÍSTICO EXTREMEÑO" (APLEx)

APARTADO DE CORREOS 930 - 10080 CÁCERES (ESPAÑA)

Número de Registro 3179.  CIF nº  G10309607

 

AGENDA DE APLEX

31 DE MAYO 2007

21,00 horas

 

Recital de poesía de

 

 

José Carlos Risco Chamizo

 

Gran Café Victoria (Badajoz)

 

Selección de fotos

 

Hoy Digital

7 de junio de 2007

NUESTRAS COSAS
José Carlos Risco
 
 
Y Chamizo, por la parte materna que le toca. Es sobrino-nieto de nuestro excelente y emotivo poeta. Me lo presentaron en la segedana plaza de España un precioso día de primavera, mediada la década de los 80. Y mi entrenado instinto no falló. Es de esas personas a las que por ser noblemente extrovertidas puedes confiar tu amistad plenamente. Trabajaba en una entidad bancaria de la plaza competencia de la mía. Yo, nuevo en el lugar, fui presentado a este colega que no reparó en ofrecerme su apoyo, tanto en lo profesional como en lo personal. Era un poco el trámite para todo recién llegado; todo el mundo te solía decir lo mismo y podía ser cierto, pero en distintos grados. Con José Carlos no hubo grados. Mi primera impresión fue que sobre otras cualidades que pudiera tener era una excelente persona.

Quince años después, cuando comienzo a tener tiempo para vivir, lo descubro como muy buen cantaor de sevillanas y como poeta, escuchándole una poesía, escrita por él, que, excepcionalmente en la mayoría de los vates, sabe leerla. Y ya no dejo de seguirle. Nuestro último encuentro fue en las noches de poesía del pacense Café Victoria, lugar donde brillan por su ausencia los tiburones de la cultura. El escaso público asistente quedó maravillado. Nunca había visto en estas reuniones de los jueves a un poeta tan solicitado por todos para firmar los cuadernillos que se habían repartido con algunos de sus trabajos. Me aseguré de que todavía no había publicado ningún libro recopilatorio y le animé a hacerlo para que muchos, los que le conocemos y los que aún no, podamos disfrutarlo. Hay que seguir animándole porque José Carlos es de los que carecen de las presuntuosas ambiciones de otros con demasiados libros publicados que sólo ellos leyeron de horribles que son para el lector sensible, pero que consiguieron su edición por su tenacidad para ir de despacho en despacho pidiendo el dinero necesario para satisfacer su ego.

Desconozco el método que siguen los responsables culturales para apoyar lo que se edita o no, pero José Carlos Risco transmite una sensibilidad tal que leyéndole o escuchándole sientes como te crecen los pelos de los brazos.

Enhorabuena, chaval, extremeño castúo. Llama a la puerta fuerte para que todos te conozcan.
http://www.hoy.es/prensa/20070607/articulos_opinion/jose-carlos-risco_20070607.html

 

MI ALMA

He visitado
los más íntimos rincones de mi alma.

Estaban tranquilos, serenos,
escondidos en otro rincón,
a su vez, de mi memoria
adormecida. Callada.

Me recordaron, de golpe,
un sentir que late en mi pecho:
los campos desiertos
de mi corazón de niño.

Retrocedo, solo,
a mi pasado,
algo lejano ya.
Encuentro un número innumerable
de momentos de placer y de alegría.

Me asomo. Indago en ella.
Me adentro,
y me veo, y me oigo, y me siento.
Parecen cosas vagas, pero ciertas. Eternas.

Y descubro, dentro, en mi recuerdo,
con mi corazón amante,
con tanta sed de querer
que no apaga un fuego ardiente,
el cariño de mi madre.

Sus besos sonoros.
Aquellos abrazos. Apretados. Tiernos.

Su carácter bondadoso.
Su valor.
Su nobleza.
Su coraje.

Tantos madrugones para ayudarme
a comprender.
Mis primeras letras,
mis primeros números,
y mis primeras lecturas
tenían el sabor de las tostadas
migadas en leche
manchada con unas gotas de café.

Y las saboreaba.
Al calor de un brasero de picón,
a veces, con olor a tufo,
disimulado con matalauva
o alhucema.

Las bes, las uves, las haches
de los dictados,
me olían a limonero, a celindas
y a hierbabuena del patio.

Y encuentro, también,
pensamientos tristes
-la memoria de mis penas-
que, alguna vez,
me han herido el alma.

Como hoy,
que sentado frente a ella, meditando,
ante su cuerpo ya sin vida,
envuelto en un sudario blanco,
me ha dado la última lección
de su vida. Con su muerte.
Digna de un corazón tan grande.
Generoso. Sin medida.


José Carlos Risco Chamizo
 

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Última actualización: 07/06/2007

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