2006 01 18
ABC.es
CATALUÑA
EDICIÓN IMPRESA -
Cataluña
«Abogo por una
Torre de Babel
positiva»
El periodista y
escritor inglés
presenta en España
su último libro
«Aquí se habla», en
el que hace un viaje
por todo el mundo en
busca de lenguas
agonizantes a punto
de desaparecer
MARK ABLEY
Escritor
BARCELONA. En las dos
próximas generaciones,
una gran parte de las
6.000 lenguas que
existen en el mundo,
desaparecerán. Muchas
viven bajo esa amenaza.
Con la extinción de una
lengua, no se pierde
sólo un idioma, sino una
manera de enfrentarse al
mundo. El escritor y
periodista Mark Abley ha
emprendido un largo
viaje que le ha llevado
por diferentes rincones
del mundo en busca de
todas esas lenguas que
aún perviven a pesar de
la fuerza de las grandes
lenguas. «Aquí se habla»
(RBA) es una iniciativa
hecha realidad a través
de las pequeñas
historias con las que
Abley se ha ido
tropezando durante su
proceso de
investigación.
-¿Cómo surge la idea de
este libro?
-Todo comenzó hace doce
años. Estado en
Montreal, encontré a una
señora de 65 años que
era de los últimos
testimonios viventes de
la lengua abenak. Esa
señora no se resignaba a
perder su lengua, así
que la mantenía viva. Me
di cuenta de que el tema
de las lenguas
amenazadas era un tema
candente, aunque hasta
entonces, sólo se
conocía en los círculos
lingüísticos y
académicos. He
trasladado este interés
humano a un plano
interesante, no aburrido
y lejos del
academicismo.
-¿El inglés es la mayor
amenaza de las lenguas
minoritarias?
-No lo es sólo el
inglés. También son una
amenaza el chino, el
ruso e incluso, el
castellano. Aunque el
inglés, por ser la
lengua de la economía y
de la tecnología, es la
que más claramente se
perciba como una
amenaza, incluso para
las lenguas del norte de
Europa.
-¿La Torre de Babel se
hunde?
-Abogo por una Torre de
Babel mucho más
positiva, en la que
estén incluidas todas
las lenguas. Es muy
bueno que torres así no
se tiren ni se intenten
hacer desaparecer.
-¿Qué conlleva la
desaparición de una
lengua?
-Hay que decir que no
todos los casos son
iguales. Cada lengua
muere de una manera
distinta. Pero si algo
tienen en común, es que
el proceso de
desaparición es
desesperante, y sus
hablantes son
conscientes de ellos. Es
el caso, por ejemplo, de
la lengua bretona en
Francia, en la que los
hablantes han perdido
toda confianza de
recuperarla.
-¿El proceso de
desaparición de este
tipo de lenguas es
irreversible?
-Es un proceso muy
complejo y es muy
difícil concluir en qué
momento se puede
calificar de reversible
o no. Pero es algo que
se percibe, hay por
debajo de un punto en el
que la situación se
convierte en
irreversible. Se
conjugan unas
circunstancias que hacen
imposible el
resurgimiento de la
lengua.
-En «Aquí se habla», se
deja constancia de las
precarias condiciones de
supervivencia de algunas
lenguas. ¿Es un acto de
resistencia?
-Quizá sí. Hay muchas
lenguas que
inevitablemente van a
desaparecer. Si este
libro logra que alguna
de ellas siga teniendo
presencia, mejor, pero
no es mi objetivo. He
recogido historias sobre
lenguas amenazadas que
sobreviven manejándose
en arenas movedizas.
-¿Qué soluciones pueden
devolver la vida a una
lengua amenazada?
-La solución básica es
hablar y transmitir la
lengua. Que los
hablantes de una lengua
amenazada no piensen que
las instituciones les
van a ayudar porque son
ellos mismos los que
tienen que promover su
uso. Manteniendo medios
de comunicación como
prensa, radio y
televisión, puede ser de
ayudar. Pero si los
padres no hablan la
lengua a sus hijos, todo
está perdido.
-Actualmente, ¿cuáles
son las mayores amenazas
de las lenguas en
peligro de desaparición?
-La mayor amenaza se
asocia a la hegemonía
del inglés. Toda la
nueva tecnología, la
economía, las relaciones
internacionales se hacen
en inglés. La gente
cambia de lengua por
necesidad. Cuando viví
en Perú, los indígenas
que trabajaban en Lima,
hablaban castellano para
conseguir trabajo, por
pura necesidad,
renunciando al quechua,
al aymara u otras
lenguas locales.
-¿Cuál ha sido el mayor
hallazgo de «Aquí se
habla»?
-Mi mayor sorpresa fue
la de encontrar a
hablantes de lenguas
casi desaparecidas que
continuaban con sus
esfuerzos para hacerlas
sobrevivir. Eran
personas orgullosas de
su patrimonio pero, a la
vez, capaces de mirar
hacia fuera. Quizá lo
más gratificante haya
sido el orgullo por
hablar una lengua
minoritaria y esa mirada
hacia otros lados.
-¿Y la mayor desilusión?
-La de conocer a
personas que saben que
su lengua está muriendo
y no hay nada que hacer
para que sobreviva.
-Con motivo de la
presentación de «Aquí se
habla», está en España,
un país plurilingüístico.
-Sí, es maravilloso. Me
da pena, por ejemplo, el
caso de Francia, en cuya
Constitución pone que el
francés es la lengua de
la República, haciendo
sufrir a otras lenguas,
casi condenadas a la
desaparición.
TEXTO: NÚRIA CABRERA
FOTO: ABC
http://www.abc.es/abc/pg060118/prensa/noticias/Catalunya/Catalunya/200601/18/NAC-CAT-257.asp
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