ASOCIACIÓN CULTURAL "ESTUDIO Y DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO LINGÜÍSTICO EXTREMEÑO" (APLEx)

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Número de Registro 3179.  CIF nº  G10309607

 
 

HEMEROTECA

 

6 de Junio 2006

Sobre Francisco Franco:

  • “Para cualquiera a quien le pregunte yo almuerzo todavía hoy con Franco. Todos los días. La realidad es que sólo estuve en El Pardo con don Paco una vez. Que me perdonen los franquistas, pero, con todos los respetos, para mí siempre fue don Paco”.
  • Se trata del Boletín Oficial del Estado. “Lea aquí”. Es el BOE número 208 del lunes 27 de julio de 1942 y dice así: “Según la orden firmada por el ministro de Educación Nacional señor Ibáñez Martín, don Juan de Ávalos García-Taborda queda depurado por falta de confianza al no ser afecto al régimen”.
  • “Me da risa cuando se empeñan en relacionarme con Franco. Yo sé quién soy. Lo que pienso. Lo que siento. Esa depuración me obliga a marcharme de España en 1944, harto de hacer santos baratitos garantizando los milagros y de pintar retratos de señoras a cambio de una miseria. Me exilio a Portugal sin que me permitan llevarme mi obra allí. Sólo pude sacar, escondido bajo el asiento del Lusitana Expres, un busto que le hice a Manolete cuando vivíamos en la misma fonda y toreaba con trajes prestados. Volví a Madrid en 1950 con una exposición nacional en la que presenté el Héroe muerto. Don Paco visitó la muestra como si se tratara de una revista militar y se paró ante mi estatua diciendo (Ávalos imita la voz de Franco muy bien, por cierto): ‘Este es el gran escultor que necesita España’”.
  • “Esa fue la primera vez que vi a don Paco. La segunda surgió a consecuencia de ganar el concurso internacional por el que me adjudicaron la obra de las estatuas del Valle. Tres académicos firman un escrito al ministro de la Gobernación, don Blas Pérez González, en el que protestan por mi elección al no ser afecto al régimen. En ese momento quise renunciar, pero lejos de permitírmelo, Pérez González me pide que vaya a hablar con Franco. Ridículo, pero allí estaba yo a las 10 de la mañana en El Pardo vestido con un chaqué alquilado. Me recibió a las 2 de la tarde con el preaviso de Fuentes de Villavicencio sobre la duración de la entrevista. Sólo 10 minutos. A mí me sobraban”.
  • “Nunca me impuso. La mirada era lo que te penetraba. De aspecto frío, un témpano. Y, como todos los gorditos, adiposito. Tenía frenillo. Su táctica era preguntar mucho. Estaba ansioso por saber mis opiniones sobre el Valle y se las expuse. Nada de relieves del paso del Estrecho, del Alcázar de Toledo o del tren de Jaén porque los monumentos así los destruyen los descendientes, el rencor. Héroes y mártires los ha habido en los dos bandos. No me callé nada. La entrevista duró 45 minutos y al día siguiente salió el Decreto donde se decía que en el Valle de los Caídos se enterrarían los muertos juntos”.
  • “Carrero Blanco sabía muy bien quién era yo; un republicano de izquierdas. Él tenía hilo directo con don Paco, pero sobre todo, la cabeza en su sitio”.
  •  Al cabo de unos segundos trae en la mano un manuscrito y me lo brinda. Son las escrituras del coste económico de las esculturas del Valle de los Caídos. El presupuesto total asciende a nueve millones de pesetas. “Como era un contrato con el Gobierno tuve que pagar a Hacienda de mi bolsillo trescientas y pico mil pesetas. Ocho millones y poco se lo llevaron el material y la mano de obra. Como puede comprobar, y aquí está escrito y visado, mis honorarios no pasaron de 300.000”. Al menos, a raíz de aquel encargo surgirían otros muchos destinados a equilibrar las finanzas. “Mire, me debe tanto el Patrimonio Nacional en concepto de derechos de autor y de producción, que sólo con liquidarme los 50 millones de pesetas que me adeudan viviría muy bien”.
  • “Pero es así. La única familiaridad que me permitieron observar fueron las pinturas de don Paco. Un día me llamó doña Carmen y me pidió opinión sobre los cuadros firmados por su esposo. Hacía bodegones de caza. Un aficionado. Jamás volví ni me llamaron de nuevo”. Acaso se manifestó demasiado crítico ante la señora de Meirás. No sé. O muy sincero si los cuadros del general no eran dignos de colgarse ni en un museo de tercera
  • “Hay muchos cuentos en torno a las obras del Valle, sin ir más lejos el que se refiere a la familia Rabal. Jamás trabajaron allí para conseguir una remisión de condena. Paco nunca se atrevió a decirme eso. Por contra, su hermano Damián sí lo afirmó y yo, públicamente, le conminé a que no faltara a la verdad. Estaban empleados, en nómina y cobraban un sueldo. Tenga en cuenta la precariedad laboral de aquellos años. Escaseaba el trabajo. Lo mismo sucedió con el padre de Gregorio Peces Barba”.
  • “Son simpáticos. Tengo mis ideas. Para poner las cosas en su sitio, yo no juré los principios del movimiento y el Rey sí. Voy a misa y creo en Dios, cuando me encargan una figura religiosa tengo miedo porque es el intermediario entre la divinidad y el hombre. Los Reyes son humanos, ahora bien, les tengo mucho respeto, creo que hay instituciones que se deben respetar. De la misma manera considero que el hijo se va a cargar la Monarquía”.
  • Tampoco le quisieron liquidar unos industriales el encargo de la estatua de don Juan. “Posó aquí mismo durante tres días. Hablamos mucho. Cuando le dije que ya no le iba a molestar más, se enfadó de una manera muy graciosa: ‘¡Qué dices! ¡Me has hecho polvo, con lo bien que me lo paso contigo!’”. El artista prefirió regalársela al padre del Rey antes de guardarla en los confines de su memoria.
  • “Me he quedado con muchos impagados, entre ellos un encargo del anterior alcalde de Benidorm. Los socialistas me pidieron una estatua de los Reyes para la plaza de España de esa localidad alicantina a la que yo adoro como a Extremadura…, y a la que he dado tanto. La idea era que figurasen todos los reyes de España. Zaplana, con poco talento, planteó a la Casa Real que el monumento de don Juan Carlos y Doña Sofía figurase en solitario y ellos, con buen criterio, lo rechazaron… y Ávalos se comió el trabajo que ya estaba terminado”.
  • “No. Nuestra tierra es la del papanatismo, todo el que viene de fuera, aunque haya sido camarero, es ya un ser importante. La Hispanic Society of América quiso que me quedase a vivir en Estados Unidos, pero mi mujer se negó. Ella sigue empeñada en que tomamos la mejor decisión. Pero yo me arrepiento hasta donde no se imagina de no haber ido”.
  • “Cuando estalló el glorioso meneo, la Guerra Civil, yo era funcionario de la República, tenía 25 años. Al entrar las fuerzas nacionales, el excavador del peristilo de Mérida a quien ayudaba sin cobrar, me denuncia al general Yagüe. Denuncia mis paseos con Unamuno, mi amistad con Ortega. Me llevan al Casino y allí me encuentro con personas honorabilísimas a las que están rapando y obligándoles a beber aceite de ricino. Los tímidos somos muy agresivos… Me enfrenté y al alboroto acudió el cura párroco de Santa Eulalia, quien aseguró que era una persona decente. Me salvó la vida porque después de la rapada y el aceite los fusilaron a todos”.
  • No es la única imagen triste que le persigue. Ávalos sigue soñando con un pastorcillo de Zaragoza al que mataron de un tiro en el entrecejo delante de él y se le cayó encima. “Era mi amigo. Estuve mes y medio a un paso de perder la razón. La Guerra Civil era una locura, ¡una guerra entre hermanos! Aquel suceso terminó de destrozarme”. Otro tiro, una bala Dum dum le atravesó el pie y estuvo a punto de perderlo gangrenado
  • Ahora se le ilumina el rostro al recordar sus paseos con Marquina, con Gómez Moreno, “los que tuve el privilegio de disfrutar con don Miguel de Unamuno. Me regaló una colección de pajaritas, aves y liebres de papel hechas con sus manos. La conservo como un tesoro. Hablábamos de la exposición de Picasso en el 33 en la Carrera de San Jerónimo. Yo le planteé mis dudas sobre qué camino seguir en el arte. Paró en seco, las manos atrás siempre, traje con tirilla cual protestante y me dijo: ‘Sea usted fiel a sí mismo, a sus mayores’, y desde entonces siempre he tenido a don Miguel presente. Sigo siendo fiel a mí mismo. Creo que el ser humano debe ser claro, sencillo y auténtico. Decir lo que llevamos dentro con una humildad tremenda. Y no intrigar”.
  • Es el autor declarado del monumento a Juan Pablo II. “Gané el concurso internacional que se convocó para adjudicar la obra, de modo que no le debo nada a la Iglesia. Disfruté porque siento un gran respeto hacia este Papa. Es un misionero”.
     

Fuente: http://www.el-mundo.es/magazine/2001/114/1007133379.html


VALLE DE LOS CAÍDOS: 300.000 PESETAS

El 17 de noviembre de 1952, Juan de Ávalos firmó un contrato con el Estado para realizar las obras del conjunto escultórico del Monumento Nacional a los Caídos. Éstos son los puntos principales del documento.

Esculturas: El conjunto tendría nueve figuras.
Una Piedad monumental de seis metros de altura, nueve de ancho y tres de fondo que coronará la entrada de la cripta. Constará de 151 piezas de mármol negro.
Cuatro estatuas de los evangelistas San Juan, San Marcos, San Lucas y San Mateo. Todas de 18 metros de altura, 12 de ancho y cinco de fondo. Total: 800 metros cúbicos de mármol repartidos en 1.000 piezas.
Cuatro estatuas de las Virtudes Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza, de 16 metros de altura, seis de ancho y tres de fondo. Total: 520 metros cúbicos de mármol repartidos en 720 piezas.

Presupuesto: Se dio a Juan de Ávalos un anticipo de 600.000 pesetas. Gastos:
Mármoles: 1.416.000 pesetas (1.416 metros cúbicos de mármol negro a 1.000 pesetas el metro cúbico).
Mano de obra: 5.301.211 ptas.
Portes: 1.382.789 pesetas (transporte del mármol hasta Cuelgamuros).
Honorarios: 900.000 pesetas (por la realización de los bocetos y modelos en yeso de las nueve estatuas), que se quedaron en 300.000, como afirma el escultor.

Plazo de ejecución: Desde el día siguiente a la firma del contrato (17 de noviembre de 1952) hasta una fecha dentro del último mes de 1953.
Fuente: http://www.el-mundo.es/magazine/2001/114/1007133379.html

Última actualización: 08/07/2006

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